- Investigadoras de la UNED y del IEF han evaluado exhaustivamente, por primera vez, los efectos de la equiparación del permiso de paternidad al de maternidad, basándose en los datos de registro de la Seguridad Social de todas las madres y padres usuarios en 2021 y 2022.
- El 19% de los papás han podido ejercer de padres corresponsables, aprender a cuidar autónomamente y crear un apego seguro con sus bebés. Son una minoría por el mal diseño de la ley que estableció la equiparación en 2019.
- El uso forzoso de 6 semanas iniciales de forma simultánea por las personas progenitoras y la eliminación del derecho a usar las restantes 10 semanas según la voluntad y necesidad de la persona trabajadora ha creado unas barreras legales que dificultan enormemente el ejercicio corresponsable de la paternidad para la mayoría. El Legislativo tiene ahora la oportunidad de arreglar esto en la tramitación del proyecto de Ley de Familias, actualmente en el Congreso.
Un informe elaborado por investigadoras de la UNED y del Instituto de Estudios Fiscales permite evaluar por primera vez con datos fiables de la Seguridad Social los efectos para la igualdad entre hombres y mujeres de la equiparación del permiso por nacimiento y cuidado de menor (maternidad y paternidad). Hay buenas noticias, malas noticias y preguntas sin resolver.
Las buenas noticias son tres:
- 1. El 73% de los papás de criaturas nacidas en 2021 y 2022 han disfrutado del permiso y obtenido una prestación del 100%; el 90% lo han usado a tiempo completo y, de estos, el 90% se han tomado las 16 semanas disponibles. Esto tiene consecuencias positivas para las madres, porque ya no son las únicas que se ausentan 16 semanas del empleo cuando tienen una criatura. Anteriormente el desigual permiso de mujeres y hombres contribuía a la discriminación estadística las mujeres en la contratación y promoción laboral.
- 2. El 19% de los papás se han turnado con las mamás de tal manera que ellas han usado las 16 semanas del permiso después del nacimiento, ellos las han acompañado al principio, pero han dejado todo el tiempo legalmente disponible – 10 semanas – para tomárselas después del permiso de las madres.
- 3. Ahora hay una minoría de mamás y papás, 19%, que han podido cuidar durante al menos 26 semanas de sus bebés en casa. Las madres se han podido reincorporar al empleo sabiendo que el padre cuida y los papás han tenido la oportunidad de aprender a cuidar y de crear un vínculo de apego seguro con su hija o hijo. Muy probablemente se haya reducido la carga mental de las madres, porque los papás se han corresponsabilizado de la organización y realización de las tareas de cuidados.
Las malas noticias son tres también:
- 1. El 57% de los papás se han tomado las 16 semanas simultáneamente con la madre, lo que imposibilita el aprendizaje de la corresponsabilidad, no amplía el tiempo familiar de cuidado del bebé y es un despilfarro de recursos públicos en la mayoría de los casos.
- 2. El 23% de los papás se han cogido semanas sueltas después de finalizar el tiempo de permiso de las madres, pero este uso parece obedecer a “demandas” laborales u otras cuestiones no ligadas a turnarse con las madres en el cuidado.
- 3. La letra pequeña del diseño del permiso fomenta este comportamiento mayoritario de no corresponsabilidad de los papás, porque fuerza a las familias a usar 6 semanas juntos, madre y padre, y no permite a la persona trabajadora usar las 10 semanas según su voluntad y necesidades de cuidados, sino de acuerdo con el empleador, dos enormes trampas al uso igualitario de los permisos que la PPiiNA viene denunciando desde 2019.
Estamos ante una oportunidad de oro para eliminar las trabas al uso igualitario de los permisos mediante unas sencillas enmiendas, a coste cero, en la Ley de Familias. En la PPiiNA las tenemos escritas: basta con cambiar dos frases en el Estatuto de los Trabajadores (y, respectivamente, en el EBEP). En el artículo 48, apartado 4 del E.T. cambiar la formulación a “De estas seis semanas obligatorias, dos de ellas deberán disfrutarse de manera ininterrumpida inmediatamente después del parto, mientras que las cuatro restantes deberán disfrutarse dentro de los 12 primeros meses de vida de la criatura, a discreción de la persona trabajadora”…” “La suspensión del contrato de trabajo, más allá de las seis semanas obligatorias, podrá disfrutarse en régimen de jornada completa a voluntad de la persona trabajadora,…”. Con estas sencillas enmiendas podremos avanzar hacia los objetivos de los permisos igualitarios: la igualdad de trato y de oportunidades entre mujeres y hombres en el empleo y la corresponsabilidad de los hombres en los cuidados.